
El cáncer nos marca de por vida
En un mundo en el que el cáncer supone ser una de las enfermedades más temidas, principalmente por su difícil tratamiento, y también por las necesidades sociales, legales, psicológicas y económicas que trae consigo, surge el Grupo Español de Pacientes con Cáncer, que trata de reivindicar la posición de estos supervivientes.
Desde hace unos días, esta asociación está trabajando en una nueva campaña que trata de mostrar el cáncer desde un enfoque más alternativo, principalmente por el modo de publicitarse. Y es que desde el GPAC se pretende reflejar el cáncer como algo permanente, como algo que deja huella independientemente de que se logre superar o no, y que de alguna manera u otra nos afecta a todos al empatizar con los pacientes. Partiendo de esa base, establecen una analogía entre cáncer y tatuaje, considerando la fusión de ambos una buena iniciativa por la que apostar. De ahí nace “el cáncer nos marca de por vida”, con el fin de impactar a través de algo tan sencillo como es el bodypainting. Lo cierto es que el arte siempre se ha valido de elementos que le permitían expresar. Bien fueran sentimientos que exaltar, protestas que promulgar, o simplemente ideas que manifestar, la condición humana siempre se ha visto entregada a este modo de reivindicar. En este caso, es el cuerpo el elemento clave del que se parte y a través de este, gira la idea de la campaña en su totalidad. Y partiendo de la combinación entre cuerpo y arte, se construye un consolidado mensaje que no solo trata de reivindicar, sino que también sirve de ayuda a quienes deciden participar.
La idea se desarrolla en su plenitud por y para el paciente luchador, de manera que estos logran protestar su situación a través de un elemento tan humano como resulta ser su cuerpo. Ellos se prestan voluntariamente a esta campaña, y una pareja de artmakers es la encargada de reflejar visualmente cada una de las historias que se esconden bajo la piel de los supervivientes. Una vez más, el cuerpo sirve como elemento de expresión.
Lo admirable que tiene esta propuesta es precisamente eso que decíamos, que a diferencia de otras campañas, no se presta un colectivo de gente ajeno a la causa, sino que son los propios pacientes los que se ofrecen a colaborar. De tal manera que se simula un tatuaje en la piel de estas personas, a modo temporal, que logra aportar cierta credibilidad al mensaje que el GPAC trata de hacer llegar. Ellos mismos, que son los sufridores de esta enfermedad, son quienes reivindican y dan voz a la gente que se encuentra en su misma situación, creando así un entorno de comprensión y ayuda a quienes verdaderamente la requieren. Parafraseando a Carmen Sánchez-Garrido, una superviviente, la actitud que uno muestra frente a estos casos resulta ser trascendental a la hora de superar una enfermedad como es el cáncer. Evidentemente nadie elige caer o no en algo así, pero sí se puede adquirir la voluntad de tomarse las cosas de la mejor manera, de afrontar la situación, e incluso de participar en eventos como este, que a fin de cuentas enriquecen a la propia persona.
“Tan artista es la persona que crea, como la que inspira” decía Fernando Santos, uno de los artmakers de la campaña. Y es que el arte del bodypainting ha despertado un gran interés por su perfecta combinación entre belleza en movimiento y arte. En la que la sensualidad de los cuerpos pintados genera en el espectador nuevas sensaciones, atrapando así la atención de quien observa. Elegir esta opción como reclamo publicitario, verdaderamente comprueba con éxito su acogida. Y es que este descubrimiento al final queda en boca de todos y llega de forma más directa al público, logrando ese atractivo que consigue atrapar. ¿Hasta qué punto podía el arte considerarse un grito social?
De manera que resulta comprensible que una asociación que trata de apelar de manera instantánea, apueste por una iniciativa como esta, como reclamo a la innovación. Resaltando la potencialidad de los cuerpos como elementos trascendentales, viendo más allá de la propia materia. Sacándole partido a algo tan cercano como resulta ser el cuerpo humano, tratando de crear arte y vida a través de este. A fin de cuentas, el cuerpo es lo que nos hace permanecer con vida en el mundo terrenal, pero el arte es lo que nos hace avivar el cuerpo desde lo más interno. El deseo de expresar, la ilusión de experimentar, la esperanza de seguir viviendo. La combinación entre ambos queda reducida a la esencia del cuerpo artístico, del arte humano y de la intención social a crear y mostrar. Y es que “el cáncer nos marca de por vida” presenta a la perfección la relación tan directa que existe entre cuerpo y arte.

